Una Nueva Clase de Fotorreceptores en la Retina Interna de las Aves serian Responsables de la Regulación de Distintas Funciones No-Visuales
Dr. Mario E. Guido, Departamento de Química Biológica-CIQUIBIC- Facultad de Ciencias Químicas- Universidad Nacional de Córdoba, CONICET
mguido@fcq.unc.edu.ar
En la naturaleza se han caracterizado alrededor de ocho tipos distintos de ojos, sin embargo, existirían solo dos clases diferentes de células fotorreceptoras: los fotorreceptores ciliados ?conos y bastones? de la retina de vertebrados responsables de la visión diurna y nocturna respectivamente, y los fotorreceptores rabdoméricos de los invertebrados. Evidencias recientes de nuestro grupo han demostrado que algunas células ganglionares de la retina (CGRs) de pollo serían intrínsecamente fotosensibles (CGRip) (Contin et al., 2006). Estas células expresan dos genes ortólogos del fotopigmento melanopsina (Opn4x y Opn4m), opsina similar a los fotopigmentos de invertebrados, y también marcadores de especificación tales como el gen maestro Pax6, Brn3 y la proteína G tipo q. Son las primeras células retinales en volverse postmitoticas y mayoritariamente diferenciadas. En base a la expresión y presencia de estas opsinas (Opn4x y m) y de factores de especificación (Pax6, Math5, Brn3 y BarH), las CGRs de vertebrados podrían haber derivado de un ancestro común con los fotorreceptores rabdoméricos de invertebrados. Las CGRip de pollo responden a la luz a través de una cascada de fototransducción que involucra la proteína Gq, activación de la fosfolipasa C, movilización intracelular de iones Ca2+ y activación del ciclo de los fosfoinosítidos. En ausencia de células fotorreceptoras clásicas (conos y bastones) en un modelo de ceguera en aves (pollos GUCY1*), estos animales perciben luz a través de su retina interna; dicha fotosensibilidad permite sincronizar los ritmos diarios de alimentación y regular la entrada de luz que conlleva al reflejo pupilar (Valdez et al., 2009). De estos y otros estudios surge que estas células fotosensibles en las aves aparecen muy temprano en el desarrollo antes de cualquier vestigio de visión formal pueda ocurrir, y que formarían parte de un circuito no-visual involucrado en la regulación de distintas funciones fisiológicas no asociadas a la formación de imágenes.