Imunidade intestinal-Microbiota e homeostasia.

Encuentro; III Encontro de Microbiologia E Imunologia Do Dmiv- Instituto De Veterinária/Universidade Federal Rural do Rio de Janeiro (UFRRJ); 2017

Los mamíferos superiores desarrollaron a lo largo de la evolución una relación de mutualismo con la microbiota alojada en el tracto gastrointestinal. La notable abundancia de genes de la microbiota amplifica las actividades metabólicas, digestivas, inmunes y nerviosas del huésped. En los últimos años comenzó a entenderse la potencialidad y la profundidad con que los microbios comensales afectan funciones complejas en los mamíferos. Si bien se han descripto pocos mecanismos moleculares, numerosa evidencia clínica y experimental ha permitido definir un robusto sistema de comunicación bidireccional que integra señales nerviosas, endócrinas e inmunes entre el intestino y el cerebro: el eje microbiota-intestino-cerebro. El tracto gastrointestinal es un sistema especializado capaz de detectar señales derivadas de nutrientes y transmitir al cerebro información acerca de la cantidad y calidad de la ingesta. Estas señales son conducidas por el eje a los sitios del cerebro que regulan el balance metabólico, modificando tanto el consumo como el gasto de energía. La maquinaria enzimática de la microbiota produce metabolitos únicos a partir de la dieta y su proximidad anatómica con las células inmunes resulta crítica para modular su actividad y extender sus efectos a nivel sistémico. Descifrar los mecanismos moleculares responsables de la influencia de la microbiota en el balance energético del huésped es uno de los grandes desafíos de la biomedicina y los avances en este campo de investigación permitirán identificar estrategias terapéuticas alternativas.