BREGONZIO DIAZ CLAUDIA
Capítulos de libros
Título:
Efectos de los aceites esenciales naturales sobre el sistema nervioso Central
Autor/es:
ZUNINO P; BREGONZIO C; BAIARDI, G; ZYGADLO J
Libro:
En Aceites Esenciales
Editorial:
Universitas, Editorial Científica Universitaria,
Referencias:
Lugar: Córdoba; Año: 2011; p. 165 - 180
Resumen:
Los aceites esenciales (AE) constituyen uno de los remedios y
productos útiles para el estudio de las funciones corporales más antiguos
de la humanidad. Han sido utilizados en las antiguas y grandes culturas de
la tierra. En el antiguo Egipto se usaban las esencias de plantas aromáticas
en las técnicas de embalsamamientos, en un intento de vencer a la muerte y
perdurar más allá de la vida en la tierra. Tanto los romanos como los
griegos usaban esencias en su vida cotidiana y especialmente estos últimos
le otorgaban a los aceites esenciales un significado trascendental. Se han
empleado desde hace mucho tiempo para el tratamiento de trastornos
mentales. Los AE eran empleados por los sacerdotes y reyes para alcanzar
una elevación espiritual. Desde entonces, y en la actualidad se emplean en
la ?aromaterapia?, basándose en las evidencias que indican que estos
compuestos pueden modificar o influenciar la conducta y las emociones en
el ser humano afectando así principalmente las funciones cognitivas. La
posible razón de esto yace en la particular disposición anatómica y función
del sentido del olfato. A diferencia de los otros sentidos, las vías olfativas
no hacen relevo en el tálamo y los estímulos vehiculizados por el primer
par de nervios craneales ingresan directamente al bulbo olfatorio y desde
allí a áreas teleencefálicas tales como la corteza entorrinal, amígdala y
corteza piriforme. Estas áreas, integran el procesamiento de las emociones
en el sistema límbico. Este sistema, cumple un rol crítico en la modulación
de la conducta sexual, materna y en el procesamiento de las emociones,
tanto positivas como negativas. También participa en la expresión de la
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memoria, razón por la cual, los aromas ?evocan? situaciones pasadas e
informan sobre claves ambientales, tales como la proximidad de un
predador, una presa, o un individuo del sexo opuesto.
En la percepción de los aromas también participa el nervio
trigémino que inerva la mucosa nasal y envía sensaciones mecánicas y
sensaciones relacionadas con la temperatura que llegan al núcleo
ventroposterior del tálamo proyectando desde allí al área de la corteza
somatosensorial. También el trigémino envía colaterales al sistema
reticular activador ubicado en el tronco cerebral. Por esta última vía la
olfación afecta directamente la excitación general de la corteza. Estas
conexiones serían las que se activan cuando se emplean olores fuertes tales
como el del mentol para provocar el despertar de un individuo.
A su vez, el sistema límbico y los centros relacionados, son las
áreas más afectadas en los desórdenes mentales, particularmente en las
psicosis graves como la esquizofrenia. Por esta razón, las sustancias que
afectan selectivamente al sistema límbico tienen un alto potencial en el
desarrollo de nuevos agentes terapéuticos efectivos para el tratamiento de
este tipo de patologías o de los trastornos generalizados de ansiedad que
tienen una alta tasa de prevalencia en la población actual.
Como se mencionó anteriormente, las fragancias de los AE han
sido usadas en la aromaterapia con el fin de inducir estados de tranquilidad
mental, relajación o hipnosis (1). Entre las más conocidas se destaca la
lavanda, rosa, naranja, bergamota, limón, sándalo, salvia, geranio, etc. (2).
Además, se ha observado que los aceites esenciales ejercen variados
efectos sobre el SNC aún cuando las vías de ingreso al organismo no sea a
través del olfato. Esto se debe principalmente a que los componentes de los
AE son lipofílicos y pueden atravesar la barrera hematocefálica y actuar
sobre el SNC a través de la interacción con algún receptor, siendo los más
estudiados los pertenecientes a la neurotransmisión inhibitoria gabaérgica
(3). Por ejemplo, se han hallado efectos analgésicos (4), sedantes (5),
convulsivantes (6), ansiolíticos, etc (7) en animales tratados por vía oral
(p.o.) o cuando son inyectados por vía intraperitoneal (i.p.) o subcutánea
(s.c.).