En primer lugar sostengo que la comunicación no es una disciplina, a pesar de que ha habido intentos importantes de fundación disciplinar, si por ello se define un campo de conocimiento con métodos, teorías y objetos propios. Desde sus orígenes y tal como lo plantea Mattelart la comunicación está anudada a modelos sociales, imaginarios de época, ideologías y proyectos políticos y académicos marcadamente hegemónicos (Mattelart, A.1995:15 y ss.) y por lo tanto en permanente conflicto de legitimidad.
Lo que quiero señalar es que los objetos, los conceptos y las teorías de la comunicación mayoritariamente no son propios, tienen procedencias heterogéneas provienen de otras preocupaciones, de otros debates académicos. Y cuando destaco otro no me refiero al rasgo intertextual o interdiscursivo de todo conocimiento, sino a la fuerte presencia de preocupaciones, problemas y lógicas ajenas del campo. En primer lugar sostengo que la comunicación no es una disciplina, a pesar de que ha habido intentos importantes de fundación disciplinar, si por ello se define un campo de conocimiento con métodos, teorías y objetos propios. Desde sus orígenes y tal como lo plantea Mattelart la comunicación está anudada a modelos sociales, imaginarios de época, ideologías y proyectos políticos y académicos marcadamente hegemónicos (Mattelart, A.1995:15 y ss.) y por lo tanto en permanente conflicto de legitimidad.la dinámica del campo, su heterogeneidad, inestabilidad, asistematicidad y permanente conflictividad si se articula a una preocupación teórica tiene mucho para decir sobre el presente social desde este espacio trans que ocupa hoy lo mediático.