La doble condición de país de inmigración e inmigración constituyó a la Argentina como actor dentro de la región sudamericana. Sin embargo, el diseño de políticas públicas hacias los emigrantes datan recién desde mediados del siglo XIX y, en su mayoría, han trazado el patrón de focalizar hacia ciertos grupos de argentinos en el extranjero. Desde 2003, la nueva normativa migratoria dedica, por primera vez, un capítulo a la emigración, reflejando así la visibilidad social y política que este proceso ha adquirido en los últimos años. Se intenta explicar el giro discursivo que, frente a la temática, ha tomado el país en los últimos años, enfatizando la existencia de líneas de correlación entre el ámbito nacional, regional e internacional, tanto a nivel discursivo como en las acciones propuestas frente al fenómeno. El análisis retoma elementos de la teoría de la interdependencia, ya que justamente es esta lógica la que se encuentra presente en la mirada predominante que se ha establecido sobre las migraciones en las diversas instancias. Sin embargo, en pro de evidenciar las limitaciones de la línea interdependentista, se introduce un enfoque crítico que tiene presente la jerarquización de los Estados en el sistema internacional, y la incidencia de estas ideas en los espacios de cooperación, reciprocidad y gobernabilidad que se comportan como reproductores de las asimetrías existentes.