En 1983 Wimmer y Perner diseñaron el test de "falsa creencia" y evaluaron con él a un grupo de sujetos preescolares. Lo que se proponían era determinar qué capacidades permiten al niño pequeño atribuir estados de creencias diferentes de los propios. Estos autores concluyen que estas competencias no se desarrollan hasta los cuatro años. Perner (1991) sugirió que esta capacidad dependería del desarrollo de una teoría representacional de la mente.
En los últimos años se ha cuestionado no solo esta hipótesis sino también la validez de este test para evaluar estas habilidades. Puntualmente se ha sostenido que esta prueba pone en juego la participación de funciones de dominio general no desarrolladas en niños pequeños.
En el presente estudio presentamos nueva evidencia que permite reexaminar el anterior problema. Mediante un diseño correlacional evaluamos a una muestra de 30 niños de entre 2 y 5 años, frente a 6 nuevos problemas que implican adscribir a un agente un estado mental diferente del propio a fin de predecir, explicar o interpretar una conducta y ajustar el propio comportamiento a ella. Estos rendimientos fueron comparados con los obtenidos en una prueba estándar de "falsa creencia".
