La concepción de mundo que tienen tanto del filósofo como el hombre ordinario se halla atravesada por una serie de supuestos que da por sentados como obvios. Son por ejemplo, supuestos de nuestro sentido común que existen objetos macroscópicos tridimensionales, que dichos cuerpos mantienen entre sí relaciones de distancia, que existen en el espacio, que han estado antes de este momento y que muy presumiblemente estarán en un tiempo futuro inmediato, etc. (Moore, 1959). Creemos que no hay buenas razones para dudar de esta clase de "creencias" o "convicciones" al punto tal que las damos por ciertas implícitamente y la mayoría de la gente las considera autoevidentes (Rabossi, 1972). Por lo demás, tales supuestos se imponen al momento de establecer clases naturales, formular conceptos y postular "leyes" más o menos generales respecto de las formas en que los fenómenos descriptos se relacionan unos con otros.
Según Loy (2000) una de las convicciones que forman parte de este acervo del sentido común es lo que denomina la "experiencia dual"; la misma sostiene que es posible establecer una distinción entre cada uno de nosotros y el "mundo" y por lo general acepta que existen dos tipos de instancias, una física y objetiva y otra mental y subjetiva. Dicha convicción se halla implícitamente involucrada en nuestras doctrinas filosóficas, morales y religiosas acerca del hombre.
En el presente estudio analizo y defiendo una propuesta respecto a cómo arribamos a una concepción ontológica y epistemológica dualista de la realidad. Presento el modelo de James Mark Baldwin y analizo sucintamente algunos aspectos de su propuesta. Seguidamente describo la propuesta de Peter Hobson e intento articularla con la del primer autor a fin de superar algunos inconvenientes que surgen en su modelo.
