La experiencia que compartimos, surgió como inquietud de un grupo de profesoras del Departamento de Ciencias de la Educación, de la Facultad de Humanidades de la UNNE.
Este departamento desarrolló, en diversas oportunidades, actividades de revisión de los planes de estudio del profesorado y la licenciatura, procurando dar respuesta a inquietudes de docentes y estudiantes respecto de la concreción del diseño curricular. Sin embargo, tales actividades resultaron insuficientes considerando la índole de estas preocupaciones, vinculadas por una parte, con dificultades que van presentando los estudiantes en su rendimiento y trayectoria académica; y por otro, con una serie de planteamientos referidos al campo y perfil profesional del profesor y licenciado en Ciencias de la Educación, y el grado de pertinencia que existe entre la formación recibida y el conjunto de competencias profesionales que los alumnos tendrían que desarrollar durante la carrera.
Estas cuestiones exigían dinámicas de trabajo peculiares, en el sentido de generar al interior de los equipos de cátedra, espacios de reflexión sobre variados aspectos que configuran la práctica docente. Es así que un grupo de profesoras elaboró una propuesta de formación para los docentes del departamento, invitándolos a participar en una serie de talleres de análisis sobre sus prácticas docentes, de modo tal de favorecer procesos reflexivos sobre las prácticas de enseñanza y de evaluación que se desarrollan en los diferentes espacios curriculares.
Respondieron a la convocatoria catorce docentes que se desempeñan en diferentes niveles de las carreras. Un grupo heterogéneo si se considera su formación profesional, antigüedad en la docencia universitaria, cargo y tipo de asignaturas en las que trabajan. Se realizaron cuatro talleres, manteniendo como eje estructurante la problemática de la articulación teoría-práctica. El propósito fue reflexionar y compartir experiencias sobre las modalidades de trabajo con los alumnos, partiendo de algunos interrogantes como: ¿qué esperamos que ellos aprendan?, ¿cuál es el aporte que desde nuestra materia hacemos al desarrollo de las competencias del perfil profesional?, ¿cuáles son los obstáculos que encontramos en el desarrollo de las propuestas didácticas?
A partir de estos interrogantes se fueron incluyendo otras temáticas emergentes en el intercambio. El diseño de cada encuentro respondió a la dinámica que fue presentando el grupo de profesores. Como cuestiones significativas que se trabajaron en los espacios de reflexión podemos mencionar: caracterización del alumno universitario, en diferentes momentos de su trayectoria de formación; condiciones institucionales que atraviesan la práctica docente; prácticas que facilitan la integración de contenidos y la vinculación con actividades propias del ejercicio profesional; la construcción del oficio de ser estudiante universitario y las modalidades de acompañamiento que se desarrollan en las cátedras; la evaluación: criterios, modalidades, su papel regulador en la relación pedagógica.
Como una constante, durante el desarrollo de los talleres y al momento del cierre, los docentes agradecieron la oportunidad de participar en un espacio de formación con estas características, en tanto favorece el intercambio entre colegas, el planteo de interrogantes sobre la propia práctica y la generación de propuestas de trabajo intercátedra.
