Desde el modelo médico occidental se ha tendido a interpretar la enfermedad desde una concepción organicista y positiva de ciencia. De acuerdo con esta concepción, los trastornos mentales serían el resultado de desórdenes del sistema nervioso central. Dicha tesis ha pasado por alto que los seres humanos son sujetos que interpretan y dan sentido a la realidad y sus propias acciones de acuerdo con el marco cultural e histórico del que forman parte, marco que es preciso tener en consideración al momento de considerar la anormalidad. Como Szasz ha notado, los criterios empleados para el diagnóstico psicopatológico, exceden las consideraciones meramente patognómicas típicas de otras ramas de la medicina y obligan a tener en cuenta cuestiones que hacen al ?mundo de la vida? de la persona diagnosticada. En este trabajo nos hemos propuesto retomar y analizar este problema, a la luz de algunos de los lineamientos propuestos desde la psicología fenomenológica y la fenomenología social. A partir de los avances de autores como Jaspers, Binswanger y Schutz intentaremos defender la importancia de que la psicología, la psicopatología y la psiquiatría reincorporen el método de la fenomenología junto con ciertos saberes provistos por el conocimiento de sentido común.