DUERO DANTE GABRIEL
Congresos y reuniones científicas
Título:
Las alteraciones del funcionamiento ejecutivo, agencia y autismo. Consideraciones teóricas en base a reportes de investigaciones empíricas
Autor/es:
CARRERAS XILENIA; DUERO DANTE GABRIEL
Lugar:
Buenos Aries
Reunión:
Congreso; II Congreso Internacional de Medicina Centrada en la Persona; 2014
Institución organizadora:
AASM Asociación argentina de Salud Mental
Resumen:
La hipótesis del déficit de la función ejecutiva busca explicar algunas alteraciones presentes en el autismo como las estereotipias o las dificultades para el cambio de rutinas, el pobre desarrollo de la conciencia corporal así como también de la vivencia de agencialidad. La agencia es entendida como la experiencia de la primera persona en tanto el sujeto es capaz de cambiar las entradas perceptuales a voluntad (Russell; 2000). Para atribuir agencialidad a un organismo, los sujetos debieran ser capaces de: a) localizar la causa de las modificaciones en inputs sensoriales en el propio cuerpo antes que en el mundo; b) ser conscientes de que las secuencias perceptuales de la acción son reversibles pero los cambios percibidos en el ambiente son irreversibles; c) conocer las propias acciones de modo no-observacional, y por último: d) tener un conocimiento privilegiado de sus propósitos o metas. Las dos primeras suponen entonces tipos de procesamiento de información y control que el agente debe activar y las segundas describen un tipo de autoconocimiento del que los agente debieran ser capaces de obtener por sí mismos. Existe cierta evidencia de que las personas con TEA (Trastorno del espectro autista) -entendido como un tipo de neurodesarrollo con profundas alteraciones en la interacción social, en el patrón conductual y las funciones cognitivas- presentan alteraciones en la vivencia agentiva así como también se ve afectada la planificación y monitorización de la acción. En el presente trabajo tomaremos como punto de partida la relación entre la noción de agencia, tal como ha sido delineada por Russell (2000) con ciertas alteraciones del funcionamiento ejecutivo. Para ello tomaremos algunos estudios empíricos recientes con evidencia acerca del funcionamiento ejecutivo de personas con TEA