Administrar y gobernar una ciudad implica adoptar una postura ética, ideológica, partidaria, valorativa y práctica, etc., que deben asumirse permanentemente. Puede llevarse adelante con o sin planificación; siendo lo más común que la gestión se realice bajo la presión de las urgencias y demandas diarias, sin una agenda predefinida.
A lo largo de la Historia se pueden notar las transformaciones en la relación Estado-Sociedad. Se puede caracterizar esta relación con dos conceptos que actualmente reflejan el “estado de la cosa”, por un lado Integración y Descentralización, y por el otro la pérdida de protagonismo del Sector Público en relación a la intervención de las “cuestiones sociales”.