BELTRAN NATACHA
Capítulos de libros
Título:
Cap.3. Las empresas. Cap.4. Clases de empresas. Cap.9. Áreas funcionales básicas. Cap.10. Área funcional comercialización.
Libro:
Introducción a la administración: guía de trabajos prácticos.
Editorial:
Asociación cooperadora FCE. UNC
Referencias:
Lugar: Córdoba; Año: 2009; p. 43 - 140
Resumen:

Mediante el proceso de producción, la organización convierte a los insumos (recursos humanos, materiales, financieros y técnicos) en productos (bienes y servicios).

Las áreas funcionales son el conjunto de actividades en que es subdividido el trabajo propio de la empresa para la realización de sus metas; son cada una de las áreas de actividad homogénea en que se divide un organismo social a fin de alcanzar sus objetivos y planes.

Es necesario distinguir las funciones básicas de la organización.  Por un lado tenemos las funciones administrativas: planeación, organización, integración de recursos, dirección y control. Y por otro, las funciones operacionales que comprenden actividades, funciones y labores homogéneas, las más usuales y comunes son: gerencia general, producción, mercadotecnia, finanzas y personal, lo que también denominamos áreas funcionales básicas.

Existen diferentes tipos de áreas funcionales.  Podemos basarnos en el Modelo de Megginson que divide las funciones en primarias y de servicio. Mientras que si nos apoyamos en la Teoría de Sistemas, podemos subdividir la empresa en subsistemas: de regulación, sustantivo y de apoyo.

Pero, así como las áreas funcionales son el resultado de la división del trabajo en grupos de actividades homogéneas en la búsqueda de una mayor eficacia para el logro de los objetivos organizacionales, la coordinación es necesaria para sincronizar esos esfuerzos, ya que, como nos dice la teoría de sistemas, los elementos de un sistema son interdependientes. 

La efectividad de la administración de una empresa, no depende del éxito de un área funcional o subsistema específico, sino del ejercicio de una coordinación balanceada, entre las áreas funcionales, las partes del sistema, las etapas del proceso administrativo y de la adecuada realización de las actividades.

La coordinación puede ser de distintos tipos:

Interna: dentro del organismo, o externa: con las organizaciones, fuerzas y condiciones externas capaces de ejercer sobre ella una influencia.

Vertical: entre niveles, u horizontal: entre las áreas en las que está dividida la organización.

Voluntaria o dirigida: cuando se utiliza la autoridad de un supervisor.

Existen diversas características de la coordinación que es necesario identificar, éstas son las siguientes:

1.                 Es una acción que orienta hacia el logro de los objetivos.

2.                 Se requiere mantener una coordinación en forma permanente.

3.                 Su éxito reside en efectuarla de forma dinámica.

4.                 Se puede presentar en un individuo, en un grupo de trabajo, entre departamentos, o entre empresas.

5.                 Se presenta con otras características financieras, psicosociales y jurídicas entre organizaciones.

6.                 Tienen la peculiaridad de facilitar la dimensión del trabajo.

Para lograr una coordinación eficaz es necesario, por una parte, una capacidad especial de los individuos (de realizar la coordinación espontánea), y por otra, que el administrador propicie entre el personal una serie de ?condiciones?, que permitan su realización, tales como: definición clara y comunicación de los objetivos organizacionales, integración de equipos de trabajo, entre otras.

Como coordinar, implica tomar decisiones, es importante destacar los criterios para una toma de decisiones ética.  En ese sentido, podemos mencionar el enfoque utilitario (los comportamientos morales producen el mayor beneficio para el mayor número de personas), el enfoque del individualismo (los actos son morales cuando promueven los mejores intereses a largo plazo de los individuos), el enfoque de los derechos morales (las decisiones morales son las que mejor preservan los derechos de las personas que se ven afectadas por ellas), y el enfoque de la justicia (las decisiones morales se sustentan en normas de equidad, justicia e imparcialidad).

La ética es tanto un aspecto organizacional como personal.  Desde la óptica del administrador, un rasgo personal de importancia es la etapa de desarrollo moral.  Existen tres niveles: el preconvencional, que sigue las reglas para evitar el castigo; el convencional, que vive de acuerdo a las expectativas de los demás; y el posconvencional que sigue sus propios principios.

Mientras que, desde la perspectiva de la organización, una influencia importante sobre el comportamiento ético son las normas y valores del equipo, departamento o de la organización como un todo.  La cultura corporativa, también, sirve para que los empleados sepan qué creencias y comportamientos apoya la compañía y cuales no está dispuesta a tolerar.  Otros aspectos de la organización, tales como las reglas y políticas explícitas, el sistema de recompensas, etc. También pueden tener un impacto sobre los valores éticos y sobre la toma de decisiones del administrador.