El hombre sólo es incapaz de satisfacer todas sus necesidades y deseos. Particularmente, el hombre de la sociedad moderna descubre que carece de habilidad, fuerza y tiempo para satisfacer necesidades básicas como alimento, vivienda y seguridad. No obstante, a partir de los esfuerzos coordinados de varias personas,  el hombre descubre que juntos pueden lograr más que por sí solos. Así, el hombre puede definirse básicamente como un ser social, ya que no desarrolla sus caracteres específicos sino está en grupo; necesita de su relación con los demás para adquirir conocimientos y para satisfacer sus necesidades. Ciencias como por ejemplo la historia, la arqueología, la antropología, entre otras, evidencian la inexistencia de vida humana que no se haya dado en forma social. Aún en las culturas más primitivas, la convivencia ha sido un hecho básico e irrefutable. Sin embargo, en la actualidad, la manera en que las organizaciones y las personas se relacionan e interaccionan es afectada por los cambios causados por la revolución de la información y la Internet, la globalización, la economía del conocimiento y la competencia. Ante este contexto, las organizaciones y las personas responden con estrategias, sujetas a la tecnología disponible, que le permitan competir en el nuevo entorno.