Resumen:
En 2016, un viaje con mis interlocutores indígenas qom por la selva chaqueña hasta los restos de una Misión Anglicana reveló una historia en la que misioneros, no humanos, poderosos chamanes y cazadores fueron los protagonistas. Pero también diversas praxis como caminar, contar historias, mirar, soñar, orar, la búsqueda de plantas u objetos poderosos y la curación de lugares, se mostraron efectivas para conectar la vida presente de mis compañeros de viaje con la historia de ese lugar nodal. En este artículo discuto este pragmatismo singular como un arte de la consecuencia en el sentido stengeriano, sostengo que esta relación implica una heurística qom real mediante la cual se puede contar una historia, pero el potencial de un lugar o una persona se puede hacer o actualizar también. Sugiero, por último, interpelar el método de descubrimiento y los conceptos con los que el etnógrafo aborda y describe su experiencia etnográfica.