La contaminación de un recurso hídrico perturba a los organismos que habitan en ese recurso y a aquellos que hacen uso del mismo. Esta contaminación genera un efecto que varía con el tiempo (desde el impacto tóxico) y según la magnitud del mismo. La concentración de los tóxicos en aguas receptoras puede fluctuar rápidamente, por lo cual los picos de contaminante que pueden tener acción sobre la biota no siempre son detectados.
Para suplir en parte esta limitación, se propone que la evaluación de parámetros indicativos de estrés tóxico (enzimas de biotransformación y antioxidantes) en peces autóctonos presentes en ambientes con distinto grado de contaminación, pueden ser utilizados como biomarcadores para valorar la calidad de agua de la cuenca del río Suquía. Esta hipótesis está basada en ensayos de laboratorio realizados previamente donde se expusieron peces autóctonos a lindano, diclorobencenos y microcistinas observándose variación en la respuesta de la actividad de estas enzimas.