AGUERO GUSTAVO ALFREDO
Congresos y reuniones científicas
Título:
¿Hay más de una racionalidad?
Lugar:
Córdoba
Reunión:
Congreso; II Congreso Internacional Lenguas-Migraciones-Culturas; 2018
Institución organizadora:
Fac. de Lenguas - Universidad Nacional de Córdoba
Resumen:
El objetivo de nuestro trabajo es doble: por una parte, señalar que la racionalidad es un concepto que sólo se comprende en el marco de prácticas atributivas es decir en un contexto de interpre-tación (Davidson, 1972) o de lo que Robert Brandom llamó el espectador del juego [scorekee-ping] (Brandom, 1994). De esta forma toda conducta en el marco de una cultura se comprende en virtud de un vínculo entre acciones, deseos y creencias que son atribuidas generando la com-prensión de dicha cultura en términos de actitudes proposicionales que los agentes adoptan. Sostenemos que suponer que la racionalidad es un atributo o facultad individual conduce a negar la posibilidad de comprensión intercultural y que esto, como tal, es una razón para desestimar este enfoque. Por otra parte, señalamos una distinción importante en relación al concepto de relativismo. El relativismo como la idea de una inconmensurabilidad entre culturas no permite dar con un concepto sustentable de racionalidad. En cambio, el relativismo como la posibilidad de un pluralismo valorativo ?muy afín a ciertos planteos de epistemologías del sur- no cae en esta actitud de incomprensión. El punto clave de nuestro trabajo es que si bien el concepto de racio-nalidad se concibe en un marco atributivo se requiere, para evitar caer en una noción procedi-mental o instrumental, la aceptación de ciertos compromisos epistémicos mínimos como parte de la idea misma de racionalidad.Tanto en su origen etimológico como en sus usos dentro de la epistemología el término raciona-lidad va atado a la idea de una capacidad para la justificación de ciertos contenidos cognitivos. Esta definición juzga a la racionalidad un atributo que alguien tiene y a su vez la asocia con ciertos compromisos epistémicos. Esta forma de comprender la racionalidad, como facultad o capacidad individual asociada a ciertos compromisos epistémicos corre el riesgo de caer en una confusión: dado que puede haber sujetos que no acepten tales o cuales compromisos epistémicos la pre-gunta de si existe una o varias racionalidades parece cobrar sentido.A su vez la noción de relativismo cultural tiene un dejo de sentido común para dar cuenta de lo que en realidad es un pluralismo valorativo. Sin embargo, cierto compromiso asociado al relati-vismo conduce a la misma confusión mencionada anteriormente. Veamos de acuerdo a esta idea el relativismo cultural se define por aceptar que el sistema normativo que rige cada cultura se comprende en el interior de sí misma. Atendiendo a este criterio la comparación entre culturas diferentes encuentra cierta restricción: resulta inapropiado, cuanto menos, calificar ciertas prác-ticas sociales en términos valorativos como mejores o peores más apropiadas o inapropiadas e incluso correctas o incorrectas. Siguiendo esta definición el relativismo expresa la siguiente res-tricción: no contamos con otro sistema normativo para calificar las culturas diferentes de la nues-tra más que nuestras propias convenciones y prácticas sociales. De esta forma, aún cuando des-de cierta cultura la práctica de otra resulte aberrante o condenable la constatación de que es otro sistema normativo funciona como límite para convalidar dicho juicio como un juicio razonable. Para que dicho juicio fuera razonable debería existir una instancia superior, transcultural, desde la cual calificar las culturas. Pero el relativismo debería partir de la inexistencia de ese estadio al afirmar la inconmensurabilidad intercultural. Este modo relativista de entender las culturas con-duce a reflexionar sobre la posibilidad de fundamentar la idea de racionalidad.