Cuando las micotoxinas ingresan al organismo de animales y humanos se inducen micotoxicosis, enfermedades transmitidas por alimentos, no contagiosas, no transferibles, no infecciosas y no atribuibles a otros microorganismos que no sean hongos. El resultado de la mayoría de las intoxicaciones en animales de producción impacta en la economía debido a que afecta la reproducción, disminuye la productividad, la ganancia de peso, la producción de carne, leche y huevos e incrementa la incidencia de enfermedades debido a la supresión del sistema inmune. Además, pueden provocar daño en órganos vitales, muchas veces mortales. Esta problemática se extiende al hombre, debido a que los animales que no mueren, pero que están intoxicados, conservan en sus músculos, vísceras o subproductos, residuos tóxicos que son ingeridos por los humanos, pudiendo inducir micotoxicosis crónica. La mayoría de la información sobre efectos de micotoxinas en animales y humanos se obtuvo a partir de estudios experimentales en laboratorios, utilizando animales específicos y micotoxinas purificadas (CAST, 2003).