RÖMER GABRIELA
Congresos y reuniones científicas
Título:
SEDUCCION SEXUAL: ¿UNA HERRRAMIENTA PARA EL LIDERAZGO?
Lugar:
VILLA MARIA
Reunión:
Encuentro; A.D.E.N.A.G. - ENCUENTRO REGIONAL CENTRO-OESTE; 2008
Institución organizadora:
UNIVERSIDAD NACIONAL DE VILLA MARIA
Resumen:
Cuando se consultan trabajos acerca del liderazgo, es frecuente leer acerca de las habilidades y de las competencias requeridas para ser líder, ya sea que el autor adhiera a la corriente que cree que los líderes son naturales, o a la que considera que es posible capacitarse para serlo. Observamos una minuciosa lista de características, algunas personales y otras profesionales, tales como sa-ber escuchar, ser claro en la transmisión de las metas a los subordinados, prever el futuro posible, etc... Tales condiciones son mencionadas como imprescindibles o, en todo caso, altamente relevantes para el ejercicio de un liderazgo eficaz (1). Debido a la imposibilidad de definir con precisión qué es ser líder, los ras-gos principales que lo describen son enumerados con todo detalle: inteligencia, carisma, decisión, entusiasmo, fortaleza, valor, integridad y confianza en sí mis-mo(2). La ?teoría de los rasgos? insiste en que la posesión de los mismos dibuja el perfil del líder ideal. Pero, sea cual fuere la teoría sobre el liderazgo que se sus-tente, existe un consenso en cuanto a que ser líder ?requiere estimular la imagina-ción de los demás e inspirarlos para que avancen en la dirección deseada?(3). Las habilidades de conducción, el pensamiento estratégico, la visión global son impor-tantes; pero se requiere algo más. Un aspecto no considerado, excepto para ser denigrado, es el de la seduc-ción, más específicamente, el de la seducción que ejerce el líder sobre sus segui-dores. No me refiero a esa seducción como una seducción de tipo profesional, en la cual el líder provoca la admiración de sus subalternos por sus conocimientos y habilidades en determinado campo o disciplina; ni a la seducción intelectual, en la cual la brillantez, ligereza y claridad de pensamiento deslumbran a los seguidores del líder y hace que éstos confirmen su convencimiento de que esa persona es efectivamente a quien se debe seguir. La seducción de la que hablo es aquella basada en la atracción física y el carisma sexual, que provoca generalmente ele-vado impacto en quienes conocen a un líder con esas características. Ciertos líderes utilizan con alta efectividad la seducción; tal es el caso de los cantantes de música pop o rock, las estrellas de cine y televisión, los políticos. Ellos conocen la fuerza de la seducción, por eso acentúan sus atractivos físicos y ponen especial cuidado en las relaciones interpersonales, en el contacto cara a cara con sus votantes o con sus fanáticos, que es el espacio en donde la misma se ejerce(4). En el ámbito organizacional, ya sean éstas ONG o empresas, la caracte-rística del atractivo sexual y de su utilización para mejorar la efectividad ha recibi-do una calificación negativa prematura. En ciertos puestos de trabajo es incluso buscada en forma deliberada, enmascarada bajo el eufemismo ?buena presencia? que figura en los avisos de búsqueda de personal publicados en medios gráficos de comunicación masiva, como, por ejemplo, en los de vendedor o promotora. Quienes defienden el requisito de la ?buena presencia? aduciendo que la misma se refiere sólo a ciertas características físicas o de hábitos personales que conviertan al candidato al puesto de trabajo en cuestión en agradable, no repulsivo o que no genere el rechazo de quienes serán sus potenciales clientes, no pueden menos que aceptar que, aún cuando la ?buena presencia? sea únicamente lo que ellos alegan, en muchos casos el candidato que es finalmente aceptado es elegido (aquí admito que tal vez inconscientemente) considerando su posibilidad de ejercer seducción sexual, y que en muchos casos el ejercicio de esa seducción no es recriminado ni calificado en forma negativa, cuando incrementa la eficacia laboral (cuando el vendedor logra un aumento en sus ventas o la recepcionista motiva a quienes pasan frente al negocio a solicitar sus productos o servicios). Desde luego, esa calificación positiva o de aceptación de la seducción como herramienta jamás se efectúa en forma explícita. Sin embargo, la práctica de la seducción sexual por parte de quienes ocupan puestos directivos, en donde las cualidades de líder son importantes para desarrollar una tarea eficaz, es estigmatizada, se la considera como una herramienta no lícita.