LA SOCIEDAD ESTADOUNIDENSE DE LA DÉCADA DE 1950: ¿UN MUNDO MEJOR?

América desde la Contemporaneidad: Norte(s) y Sur(es)

Comunicarte

Lugar: Córdoba Capital ; Año: 2001; p. 29 - 36

En la década de 1950, Estados Unidos tenían entonces la firme convicción de que era su deber reorganizar el mundo, siempre y cuando fuera sobre la base del modelo democrático y capitalista que ellos lideraban. Esto, a los ojos de los representantes del gobierno no sería tarea muy difícil puesto que el país había surgido de la guerra como la gran potencia con enorme autoconfianza para defender el modelo que ahora encabezaba y a la vez disfrutar de los beneficios de la prosperidad que se vislumbraban poco después de Hiroshima y Nagasaki. La autoconfianza de los estadounidenses se reflejaba en dos actitudes características de las dos décadas que siguieron a la Segunda Guerra Mundial. La primera era la decisión de mantener una posición firme frente a la Unión Soviética y por ello las decisiones del gobierno estaban siempre orientadas a luchar contra el comunismo tanto dentro como fuera del país. Estados Unidos, como abanderado de la democracia y el respeto por los derechos individuales, se sentía comprometido a hacer que esos ideales se cumplieran en el resto del mundo. Al mismo tiempo, la sociedad apoyaba las decisiones del gobierno ya que ese mismo gobierno le permitía ahora vivir en la prosperidad y la abundancia material. Esto constituye la otra característica sobresaliente de este período: mayor nivel de ingresos y mejor estilo de vida. Y la opulencia producía consenso. Por lo tanto, el gobierno se preocupaba por articular y conciliar ambas posiciones, la anticomunista y la del progreso económico. Es así que los programas y decisiones emanados del poder estaban siempre orientados a alcanzar estos dos objetivos. Lo que la mayor parte del pueblo americano parecía no advertir era que, en esa lucha por imponer los ideales de libertad, su país estaba olvidando predicar con el ejemplo, ya que muchos de sus propios compatriotas estaban lejos de poder gozar de esos privilegios.Aquel mundo mejor que quisiera construir Harry Truman seguía siendo un ideal cuando comenzaron los sesenta y aún pasaría algún tiempo antes de que pudiera ser llevado a la práctica.