Resumen:
Los exilios son impuestos o elegidos. En el caso que ahora nos ocupa, el de Juan Rodolfo Wilcock, el exilio es fruto de una opción que tendrá efectos notables en la vida y obra del escritor. En 1959, Juan Rodolfo Wilcock se aleja definitivamente de Argentina, país en que nació y vivió por más de 35 años. La separación de la tierra natal supuso también la renuncia a una lengua de creación poética, el español, por lo que de esta manera cierra un ciclo de producción literaria que lo revela como un poeta fecundo y como un intelectual seriamente comprometido con todos los aspectos de la actividad literaria.
Una crisis personal que alcanza lo estético motiva la decisión de dejar atrás un país y un idioma en un momento en que las condiciones históricas por un lado y los motivos existenciales por el otro, se lo imponen.