Este proyecto aborda el análisis conceptual y la metodología para calcular un indicador o agregado económico primordial de una ciudad como lo es el Producto Bruto Urbano y se privilegia para ello el enfoque de
El crecimiento económico de las ciudades no es otra cosa que el resultado del desarrollo de las actividades económicas que allí se manifiestan y éste se materializa en el Producto Bruto Urbano. Dichas actividades económicas condicionan no sólo el crecimiento a largo plazo de las ciudades sino también las fluctuaciones cíclicas que en materia de renta, empleo y producción es posible observar en cualquier urbe.
Por otro lado, existen en las ciudades actividades económicas que plasman su especialización y otras que permiten el sustento de la población urbana ocupada en las primeras; diferenciación que es clave para la metodología de
Entre todos los modelos explicativos de la actividad económica urbana este Proyecto selecciona el de
En consecuencia el objetivo general del Proyecto consiste en reivindicar el concepto de Producto Bruto Urbano como principal indicador del nivel de actividad económica de una ciudad (o región) y sus metodologías de cálculo. Los objetivos específicos estuvieron centrados en describir el funcionamiento de la economía de la ciudad, explicar su interrelación económica con espacios más amplios regionales, nacionales e internacionales, explicitar la metodología de
Por tratarse de una investigación de naturaleza mixta cualitativa-cuantitativa el diseño del Proyecto combina ambas metodologías específicas aplicadas al análisis de casos.
El modelo de
Actualmente, la teoría de
Desde la lógica de este modelo es sencillo demostrar como el nivel de actividad (y por consiguiente el nivel de empleo) de una determinada región depende de sus actividades de exportación, que a su vez dependen de la demanda exterior y de sus ventajas comparativas, las cuales son variables exógenas que no dependen del control local. Por lo tanto la región debe adaptarse a la demanda externa para sobrevivir.
Más allá de ciertas complejidades en algunos casos para distinguir las actividades básicas (de exportación) de las no básicas (las que satisfacen la demanda interna de la región), las estructuras económicas, las tecnologías y las preferencias de los consumidores son consideradas como constantes. Esta restricción permite estimar los efectos de propagación de la demanda pero impide explicar los factores del desarrollo económico regional (crecimiento a largo plazo).
No puede hablarse de desarrollo regional en el sentido propio si no hay aumentos en la productividad y una transformación de las estructuras económicas. El incremento de la demanda global no es suficiente para provocar similar incremento en la productividad del trabajo. Esta última es una variable más compleja de explicar y se necesita para ello trascender este tipo de análisis y profundizar en los denominados modelos dinámicos.
Se puede afirmar en esta instancia que ciertas actividades no básicas (relacionadas con la educación, la salud o la infraestructura por ejemplo) conforman la base de la dinámica local. Es así que tanto la salud de los trabajadores como su nivel de instrucción inciden notoriamente en la productividad de la mano de obra local.
Asimismo si la calidad del stock (tecnología y conocimientos) permanece invariable es muy poco probable que el incremento de unidades de capital por trabajador aporte por si mismo incrementos en la productividad laboral. Toda innovación tecnológica o mejora de los procesos productivos está basada en inversiones de capital humano, en la manera de crear y de transmitir las nuevas ideas y conocimientos