GAGO SEBASTIAN HORACIO
Capítulos de libros
Título:
Contraindicaciones para subirse en Once
Libro:
La revista Fierro en seis cuestiones
Editorial:
Taller General de Imprenta, Universidad Nacional de Córdoba
Referencias:
Lugar: Córdoba; Año: 2022; p. 5 - 6
Resumen:
Cabe advertir, sufrido y transpirado pasajero lector, que no voy a contarte lo que contiene esta formación libresca cuyo maquinista me ha concedido el honor de prologar. Esta formación de seis vagones, a la que se añade un excelente expreso trasandino, condensa más de dos décadas de reflexión e investigación académica que tiene a las distintas experiencias y proyectos estético-editoriales de la revista Fierro como su eje central. Es esta fierrosa formación la que nos permite arribar al Once, una estación muy especial dentro de la red de caminos que conforman nuestra Colección dedicada a los estudios del campo de la historieta de aventuras de producción nacional, pero que ya alcanzan, además, otros géneros y formatos vecinos y otras latitudes. ?Estudios y Crítica de la Historieta Argentina?, que once años son los que precisamente está cumpliendo en este 2021. Desde aquella primera parada en nuestro camino, en 2010, continuamos produciendo lento y sin pausa, siendo Lucas Berone el autor central y más prolífico: de las once que se pusieron en marcha, ésta es la tercera formación de su completa autoría. Por supuesto, usando el combustible que nos abastece, año tras año, proyecto tras proyecto, la Secretaría de Ciencia y Tecnología de la Universidad Nacional de Córdoba, sin el cual ninguno de estos viajes de estudio y reflexión hubiera sido posible. Por una vez de tantas no vamos a contar lo que viene sino a hacer una pizquita de historia, contexto, viejo, sufrido y transpirado lector que, me imagino, ya se habrá acomodado en el asiento que da contra la ventanilla. Me refiero a un fenómeno, o por qué no una dimensión, muy caro/a a la historia de la Fierro, en particular por lo que esta revista, en los ochenta y en los dos mil también, generó en torno a quienes la producían y la leían: el ?ambiente?. En la escritura académica, cuando analizamos cómo la gente lee lo que lee, por qué lee lo que lee, cómo funciona el mundo de la circulación, los espacios de sociabilidad de la lectura de la historieta, sus agentes de consagración, sus referentes y críticos, solemos usar esa palabra, ?ambiente?, para referirnos a colectivos de una cantidad más o menos definida de personas: adentro de ese conjunto hay lectores, autores, editores (que muchas veces son también autores), críticos, distribuidores, libreros, y un cada vez más largo etcétera; gente que participa en la mayoría de los encuentros, llamados comúnmente ?eventos?, del género. Esos encuentros están repartidos por numerosas localidades del país, pero también está el espacio virtual, que hasta hace diez años era hegemonizado por los blogs y ahora por las redes sociales digitales, además de plataformas del tipo webcomics y magazines electrónicos, donde las y los que conforman el ?ambiente? suelen confluir y protagonizar discusiones e intercambios, comprar, vender, comentar, hacer amistad y organizar cosas. No quiero decir nada nuevo sino más bien ratificar lo que otrxs dijeron y estudiaron hace tiempo, y es que en la historieta argentina ?y rioplatense, por una histórica y cultural extensión? el ?ambiente? comiquero tiende a funcionar como un grupo de amigos nucleados por ese interés especial, con distintos grados de participación e involucramiento por distintas razones; y ya se pone difícil marcar una línea divisoria clara entre este grupo ?ruidoso? de actores activos ?como lo ha sabido calificar Andrés Valenzuela? y el conjunto más amplio de lectores que no cuentan con la disposición militante del primero, pero que está ahí, más o menos intermitentemente. Retomando lo que apenas le insinuaba, fiel y avezado lector, un poco más arriba: con la aparición de la revista Fierro, hace casi cuatro décadas, se dio la posibilidad de que la historieta fuera una esfera reconocible dentro del campo intelectual, dándose sus propias instancias de consagración, su mercado y sus públicos específicos (la ?cultura joven?, según las propias palabras del maquinista de este tren). Fierro engendra el ?ambiente?, porque visibiliza y da forma a un espacio cultural y social desde dos vías: por un camino, el proyecto editorial original de Fierro abrió las compuertas del campo historietístico a un vasto conjunto de nexos, enlaces y referencias culturales. Con una mirada global que no perdía de vista la realidad cultural y política local, aquella publicación de Ediciones de La Urraca hizo que la historieta comenzara a codearse, a rozarse, a dialogar con la teoría, la crítica literaria, las artes visuales, la historia de la historieta, la literatura policial, la ciencia ficción, el cine, entre otros campos estéticos e intelectuales; por otro camino, conectado con el anterior, y en virtud de su audacia e ímpetu innovador en lo estético, lo narrativo y en su forma de pensar la cultura, Fierro contribuyó a que al menos un sector del mundillo de la historieta de este país funcionara con mayor autonomía (siempre relativa) con respecto a los imperativos de la industria cultural. Le hizo sentir al lector que era parte de algo más que ir al kiosco y comprar aventuras en cuadritos para entretenerse. Si concordamos con Borges ?a juzgar por lo que dice en su Biografía de Tadeo Isidoro Cruz? que los actos son nuestro símbolo, me animo a decir que la creación del ?ambiente? del cómic sea uno de los mayores legados de Fierro, su acto más valioso. Sin embargo, en tanto los mundos culturales funcionan como ?mundos económicos al revés? (según Bourdieu), y más aún si hablamos de un medio nacido como un formato massmediático, y dos veces más aún si hablamos de la historieta argentina, la ganancia de autonomía sale muy cara. Apostar a nuevos valores, a la heterogeneidad, a nuevas ideas y sensibilidades, es algo hermoso. Y, como se comenta en un brillante y nostálgico vagón de este mismo tren, en este país lo hermoso, hermoso es, hasta que te fundís.Estoy calculando al voleo, sin excesiva pretensión de justeza, pero me lo imagino a usted, querido y viajero lector, que a esta altura ya sabe mejor que nadie a quién estoy remedando con estas fraudulentas ?Contraindicaciones?. Ya es hora de que se abroche el cinturón, que este Once no podría venir mejor encarrilado. Le deseo un buen viaje y que disfrute del ambiente. Buenas noches.