A partir de la década del setenta las sociedades occidentales y no-occidentales asisten a un conjunto de transformaciones estructurales del orden económico, político, tecnológico y cultural. Transformaciones que, con diferentes denominaciones, se sintetizan en el fenómeno de la globalización o en la coexistencia de ?varias globalizaciones?.  La globalización neoliberal está modificando profundamente la ?idea de universidad? y los sistemas de educación superior en el mundo afectando su hegemonía, su legitimidad y su identidad institucional (SOUSA, 2005).  A modo de hipótesis, y apoyándonos además en un abundante caudal de estudios e investigaciones sobre el tema, es posible sostener que el trabajo de los académicos está cada vez más sujeto a prescripciones y supuestos normativos de carácter económico propio de una nueva cultura ?empresarial competitiva?, caracterizada por procesos de evaluación, comparación e incentivos que ponen en cuestión los regímenes éticos constituyentes del trabajo en las universidades.  El nuevo capitalismo enfatiza el ?rol evaluativo del Estado?, un modo general de regulación que ?corroe el carácter? de los individuos y define una nueva configuración ética. Se trata de una ?tecnología de control?, una forma de ?control remoto? o ?a distancia? que representa una fuerza transformacional de la profesión académica (SENNET, 2000; BALL, 2004).