En La saga de Los Confines, de
Liliana Bodoc, encontramos una reelaboración de leyendas y cuentos folclóricos
del suelo americano, y una prosa que recupera las formulaciones poéticas,
típicamente metafóricas, de la lírica precolombina. La remisión a un tiempo
mítico, a un pasado remoto de los tiempos, en el marco de una geografía propia
y dentro de una estructura tribal que lucha por recuperar un cosmos suspendido
de cara al mal son todos aspectos fundamentales para la creación de un ‘Otro
Mundo’ o un ‘Mundo Secundario’, un espacio ficcional nacido por contraste con
el ‘Mundo Primario’ o ‘realidad circundante’. En cuanto a la relación entre las
tribus de La saga… y las del contexto
americano, sabemos que los husihuilkes están referenciados en los mapuches, y
los zitzahay, en el pueblo náhuatl, mientras que Los Señores del Sol toman como
referente histórico a los aztecas. La ‘mirada singular’ de Bodoc lo es por introducir referentes
americanos en un género ‘dominado’ por imaginarios anglosajones ya canonizados.
A ello se agrega un empleo sesgadamente combativo de las temáticas de la
opresión y la injusticia que, en la actualidad, podrían aplicarse a un
continente americano adonde norte y sur se enfrentan como en Los Confines. Los
‘Otros Mundos’ o ‘Mundos Secundarios’ de Morris y Tolkien, reñidos por
escapistas, féericos, desvinculados del ‘mundo real’, buscan sublimar lo que
estos autores consideran ‘males de la época’, y se ciernen en torno a los
contextos sociopolítico y académico tomando materiales que el Romanticismo se
encarga de esparcir y el Realismo, de fustigar. Atenta a estas lecturas, y a
los ‘males de su época’, Bodoc sacude las temáticas del ‘fantasy épico’ e
instala el legado ancestral de su América nativa.