Resumen:
Puede decirse que educar es, en términos pedagógicos, una tarea fundamentalmente lingüístico-comunicativa y cognitivo-axiológica; en otras palabras, educar implica una tarea de comunicación e interpretación de valores. Es, precisamente, a través de prácticas interactivas y de tareas comunicativo-cognitivas, en las que están involucrados conceptos valorativos culturales simbolizados en el lenguaje, cómo se logra transmitir esos valores culturales. En este sentido, como docentes de una lengua extranjera, creemos que el lenguaje es el instrumento comunicativo que posibilita la viabilidad práctica de todo lo que supone cultura. Estamos convencidos de que sembrar la semilla de la educación ambiental en nuestros alumnos es el mejor antídoto ante el veneno de la apatía ecológica. Es por ello que el objetivo de nuestra presentación es demostrar cómo desde nuestras cátedras, a través de la implementación de diversas actividades, podemos contribuir a que los estudiantes comprendan y aprendan la dinámica del medioambiente, lo que les permitirá valorarlo más y, por lo tanto, respetarlo.